En los años 90 Capcom no solo reinó en los salones recreativos durante largo tiempo en el género de la lucha con el gran "Street Fighter II". También lo hizo en lo que en el argot se denomina "beat 'em up" pero que los veteranos siempre hemos conocido como juegos de "peleas callejeras" o " yo contra el barrio". Son muchos los juegos de la compañía japonesa que triunfaron por aquel entonces y por supuesto iré hablando de algunos de ellos en el blog pero hoy me quedaré con uno de mis favoritos. Veamos qué nos ofrecía este "Cadillacs and Dinosaurs"...

Basado en un cómic llamado "Xenozoic Tales" publicado en los años 80, "Cadillacs and Dinosaurs" nos sitúa en un mundo postapocalíptico en el que los seres humanos y los dinosaurios conviven juntos. En el juego nos pondremos en la piel de uno de estos personajes: Jack Tenrec, Hannah Dundee. Mustapha Cairo y Mess O'Bradovich. Cada uno cuenta con su propia historia y motivaciones propias pero en el juego ya se da por hecho que el jugador las conoce, razón por la que nada de esto aparece durante la partida (podéis descubrir más aquí).


En un juego como este no pueden faltar los clásicos "items" o recompensas escondidas en cajas, barriles u otros elementos, en forma de tesoros, comida o armas que podremos utilizar para abrirnos camino de una forma más segura. Los tesoros por su parte aumentarán nuestra puntuación y la comida rellenará nuestra barra de vida. Respecto a las armas, será posible también encontrar munición con la que volver a hacer uso de ellas si, una vez gastada, no hemos arrojado el objeto contra el enemigo más cercano.

"Cadillacs and Dinosaurs" es un brillante ejemplo de una clase de juegos que, a día de hoy, ha caído en desuso a pesar de que se han creado diversas propuestas que tratan de recuperar el espíritu de antaño pero, como ya he declarado en otras ocasiones y a pesar de que se agradece el esfuerzo, la magia que desprenden este y otros títulos similares de entonces es algo con lo que los desarrolladores actuales no terminan de dar. Por suerte siguen estando disponibles para quienes los disfrutamos en su momento y las nuevas generaciones pueden comprobar por sí mismas que no siempre se hace necesario disponer de enormes mundos abiertos con supuestas infinitas posibilidades para pasar un buen rato jugando.
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